lunes, 24 de marzo de 2008

“La buena literatura invita a la reflexión”

En colaboración con Eduardo Kusunoki

Cronwell Jara Jimenez, un escritor nato desarrolla su profesión solo porque desea hacerlo. Para él los premios y la popularidad están en segundo plano y únicamente se dedica a esa pasión

Las letras han acompañado cada época de nuestra historia. Muchos intentaron retratar lo mejor posible a su pueblo. Ello se ha apreciado de generación en generación. A sus 57 años, Cronwell Jara también ha visto pasar el tiempo por delante tratando de capturar imágenes y recuerdos suyos y ajenos, que ha sabido plasmar en sus escritos.
Desde su época de estudiante se convirtió en una de las voces más interesantes de la literatura peruana. Ganador de diversos premios y representante del Perú en el extranjero, su narrativa impetuosa y envolvente lo hicieron objeto de admiración por parte de muchos jóvenes estudiantes.
El camino no fue fácil. Sin embargo, sus ansias de perfección “y quizá mi gusto por ir contra la corriente”, dice, le sirvieron para abrirse paso en el patio de Letras de la Universidad de San Marcos. “En ese tiempo no se escribía cuentos, solo había poesía y me decían ¡de dónde sacas eso! ¿Por qué cuentos, si nadie te va a publicar?”, manifiesta.
Pero “Montacerdos”, su primera obra, llego a ser publicada a pesar de las criticas. Un relato crudo y humano sobre la Lima marginal, que le valió el elogio de sus compañeros y profesores, ha sido objeto de análisis y menciones en diversos artículos en español y otros idiomas.
Este escrito formó parte de “En el camino”, compilación de cuentos de Guillermo Niño de Guzmán, que dio a conocer a los narradores del Perú de los años 80, a la que bautizó como “La Generación del Desencanto”.

Génesis Literario.-
Hablar de su incursión en la literatura obliga a remover sus recuerdos. “Nosotros llegamos a Lima cuando tenia cinco años. Mi papá era jefe de una sala de emergencias, y él, que siempre fue aventurero, consiguió una casa cerca a la Pampa de Amancaes. De ahí surgieron muchos de mis personajes”, asevera.
Seres extraños y niños que cuentan las historias, son recursos que usó en sus primeros escritos. “Al hacer una historia es mejor que no hable el que todo lo puede explicar. Si el narrador siente la incertidumbre y el miedo, esa es buena literatura porque conmueve al lector. Ese es el secreto de un buen relato”, recalca.

Jara recuerda con una sonrisa sus primeros años como literato. En su momento sintió poca preocupación ante la posibilidad de no ver nunca difundidos sus cuentos, pues su motivación ya estaba decidida. “Yo escribo porque necesito hacerlo y si no se publica será mi problema, pero tengo la necesidad de decir lo que tengo dentro”, sostiene.

Eterno aprendizaje.-
Una buena narración, comenta, debe ir mas allá del entretenimiento. “Algo que critico de algunas obras actuales es que la gente las lee y no medita nada, la buena literatura es la que invita a la reflexión”. Eso hará que un relato sea leído nuevamente, porque “ya no muestra 8una simple realidad, sino muchas a la vez”.
Toda esa experiencia la transmite a sus alumnos en sus talleres de narrativa. Contrario a lo que comúnmente se piensa, Jara asegura que “si se puede enseñar a escribir, lo que no se enseña es el talento”.
Por ello esta preparando una metodología de la escritura de cuentos. Refiere que muchos escritores comparten sus enseñanzas en artículos o ensayos, sin embargo seria bueno sistematizarlos.
A Cronwell Jara no le gusta la literatura fácil. Dice que lo ideal es cuando tiene una apariencia sencilla, pero un trasfondo complicado. “Yo quiero retratar mi propia complejidad, que es algo que las personas tenemos. Es que el drama humano es el motor del arte, uno esta en uno y mil problemas. Cuando crees que todo se acaba de repente algo nuevo empieza dentro de uno mismo, se renueva”


SABÍAS QUE…

Cronwell Jara Jiménez nació en Piura en 1950 y escribe cuentos y poemas desde los 9 años.

Entre sus escritores favoritos están José Maria Arguedas, Julio Ramón Ribeyro, Jorge Luis Borges y Eleodoro Vargas Vicuña.

Ha ganado el Premio Copé en el año 1985 por su cuento “La fuga de Agamenon Castro”.

Junto al recordado José Watanabe corrigieron el guión de la película peruana “La Boca del Lobo”, entre otras.

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